Un ser humano excelente es aquel que influye en los demás, el que es capaz y puede transformar buscando siempre el bien de todos.
Excelencia es saber amar y ver siempre las cualidades de las personas buscando constantemente su bien.
Excelencia es saber servir con gusto y ayudar, pues se sabe que entre todos siempre hay una forma mejor de hacer las cosas.
Excelencia es privilegio de los padres y los maestros que están permanentemente en contacto con el Creador a través de la naturaleza y la oración.
Excelencia es saber comunicar paz a los demás, resolver problemas y enfrentar dificultades, pero no hacer a otros lo que éstos pueden hacer por sí mismos.
Excelencia es saber proteger sin asfixiar, saber guiar sin imponer, saber motivar para que los que están a nuestro cargo se enamoren de la verdad y sean sabios, se enamoren de la belleza y sean artistas, se enamoren de Dios y sean santos, se enamoren de su patria o de un ideal y sean héroes.
Excelencia es saber vivir las virtudes y contagiar con el estilo propio de vida esa felicidad que comunican la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza y el entusiasmo.
Excelencia es tratar a las personas con la mayor delicadez y finura, así verán los míos que el rango y dignidad de todas las personas es muy alto.
Excelencia es saber decir si a la vida, porque camino confiado de la mano de Dios.
Excelencia entonces es saber que para ayudar a formar hombres y mujeres de gran talla hay que empezar por uno mismo, hombres que sean capaces de construir sociedades mejores, sistemas mas justos y sobre todo que den gloria de Dios.
Libro: Construyendo tu Grandeza autora Marina Buzali
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